lunes, 3 de junio de 2013

Ciudadanos de segunda clase

Todo es importante. Y las obras de reconstrucción de la ciudad son, luego de la catástrofe de febrero, además, urgentes para quienes viven, trabajan o circulan constantemente por las áreas devastadas.
La Av. Venezuela, por ejemplo, es recorrida todos los días por miles de universitarios, quienes aparte de sufrir el calamitoso servicio de transporte urbano que tenemos en la ciudad, ahora también deben aguantar los perjuicios de una vía destruida, llena de polvo y escombro. Los vecinos de los alrededores se han quejado igualmente de la presencia de ratas y otras alimañas en sus casas, producto de las torrenteras quebradas y las fisuras en el desagüe.
“Son alarmistas”, dicen los que creen que todavía se puede esperar. Quizás no saben lo que es ver aparecer una rata en el living, justo cuando vas a cenar. O respirar todos los días polvo mezclado con caca. Quizás les parece normal.
Ya es hasta folklórico que el alcalde pose con su mejor gesto para la foto de la primera piedra en la reconstrucción de La Isla y que luego pasen los días y quede en eso, en fotito y una piedra puesta allí para recordarle a la gente que en esta ciudad el tiempo es algo tan abstracto que cumplir plazos es un sueño y los sueños… bueno, ya sabemos.
Desde el municipio la justificación es la misma: Lima traba todo. “Quiero volar, pero no me dejan”, dice Zegarra, seguro abriendo los abrazos. “I’m the king of the world”, podría agregar. Pero ninguno de sus lamentos soluciona nada. Qué diferente del alcalde que hace unos meses, casi llorando, anunciaba al mundo que “con uñas y dientes” había conseguido que Arequipa siga siendo la sede la Convención Minera. Allí sí no había Lima que valga.
Para asegurar la cosas, las autoridades políticas de Arequipa firmaron un acta de compromiso (¿?) que podría resumirse en “señores mineros, la ciudad es suya”. ¿Les impusieron firmar ese documento desde el Instituto de Ingenieros de Minas o lo hicieron así nomás, de buena gente? Parecen no entender que hay una diferencia inmensa entre ser servicial y ser un servil.
¿Y no hay acta de compromiso con los ciudadanos que vivimos aquí los 365 días del año, muchos de los cuales votamos para que tengan los trabajos que tienen? Parece que pertenecemos a otra clase, una inferior a la hora de las prioridades.
Si todo es importante, y algunas obras son urgentes, no hay derecho a que se priorice, digamos, una vía a Cerro Juli que, sincérate varón, su única premura es la inminencia de la Convención Minera, ese evento que “dinamiza la economía” y que despeina a autoridades, periodistas/publicistas, hoteleros, agentes de turismo, taxistas, las señoritas del “Amanecer”, “El Kan Kan” y demás; pero que francamente pierde en importancia si se trata de reconstruir la ciudad en la que vivimos. Sorry, no estamos de visita.
Es evidente que todas las promesas de la municipalidad y el gobierno regional tienen más de demagogia que asidero en lo real. Sin embargo, a la hora de cumplir, los ciudadanos debemos ser los primeros en la lista. Sobre todo cuando la urgencia pasa por salud y bienestar. Creo que eso es más importante que facilitarle la llegada a las camionetas 4x4 que irán a Cerro Juli.

No hay comentarios: