domingo, 24 de marzo de 2013

Nunca quedas mal con nadie


Fue muy curioso que durante la sesión descentralizada de la Comisión de Fiscalización del Congreso de la República, realizada el viernes en Arequipa, la actitud de los “fiscalizadores” fuese tan, digamos, indulgente. Tampoco es que uno esperara al equipo de “La Ley y Orden”, pero tampoco imaginábamos estar frente a “Los cariñositos”.
¿Qué sentido tiene invitar al presidente regional y al alcalde provincial para llenarlos de elogios y dejar las preguntas para la imaginación? En serio, da vergüenza que el congresista Mariano Portugal en lugar de cuestionar se dedique a felicitar la gestión de Alfredo Zegarra, gestión de la cual, por menos, debería estar dudando. Pero no, es más regio quedar entre amigos, todo chévere contigo, papá. Nunca quedas mal con nadie. Peor fue Heriberto Benítez, que se desparramaba en piropos al presidente regional y llamando a las autoridades a “hacer obras sin temor a las denuncias”.
Francamente, si no hubiese sido por que se aprovechó esta sesión para presentar el informe final del Operativo Misti, hubiera quedado como una reunión de confraternidad, apoyos morales y palmaditas en el hombro. Lamentablemente, esa acción apurada de la Contraloría no ha tenido contundencia. Empezando por el hecho elemental que no han hurgado en la fuente máxima de negociados bajo la mesa y adjudicaciones a dedo: la licitación de obras. Con distritos que tienen un canon minero alucinante resulta sospechoso que hayan preferido limitarse a revisar planillas y buscar minucias en las cajas chicas. El colmo de los colmos se manifiesta cuando el contralor dice que en la UNSA hay, cuando mucho, faltas administrativas, igual en Sedapar, la municipalidad de Caylloma y la de Caravelí.
Preocupa que el propio Fuad Khoury confirme que todo el operativo estuvo fuera de programa y que se hizo con mucha rapidez (pese a que tardó dos meses más de lo anunciado). En octubre del año pasado el jefe regional de la Oficina de Contraloría, Oliver Paredes, afirmaba que “de ninguna manera” el operativo se aplicó por caso Hellen Aizcorbe. “No tiene que ver una cosa con la otra”, decía agrandado. Ya cuñao.
Ha sido desilusionante el trabajo de Contraloría. Algunos alcaldes mencionados ya empezaron a vociferar por los hallazgos que, aunque misios, algo los debe mover. Pero claro, los funcionarios que estarían involucrados y serán acusados penalmente y civilmente todavía son anónimos, son cifras que terminan incrementando la sensación de impunidad en el sector público. Y, peor todavía, generaliza la sensación de corrupción en las instituciones. Si las responsabilidades ya fueron determinadas debemos saber nombres y apellidos de los tipos que metieron sus uñas en el erario público. Si no han sido los destapes que esperábamos, al menos en su pequeñez que sean contundentes. Identificarlos sería un buen inicio.
Si todos son culpables al final nadie lo es. 

jueves, 14 de marzo de 2013

Javier



Pensé que estaría molesto conmigo o, por lo menos, distante. Sin embargo no tuvo ningún problema al recibirme, en privado, en su despacho, para ayudarme en una investigación personal. Me saludó con una sonrisa inmensa y sincera, que agradecí casi agachando la cabeza. Me llenó de elogios inmerecidos por mi trabajo y respondió, otra vez, a mis preguntas con franqueza.
Mi temor se debía a nuestro primer encuentro, en televisión, hace más de un año. La primera entrevista con Javier del Río en el programa fue una de las más comentadas de la temporada pasada. Sobraron los cuestionamientos de amigos y extraños a la pregunta final que le hice, recordándole sus días previos al sacerdocio, cuando hasta novia tenía. Él respondió de buena gana y riendo. Al final nos tomamos una foto donde poso con el gesto usado por Ronnie James Dio, que es marca metalera por excelencia, y que he adoptado como señal para despedirme del público. Quedamos allí los dos, congelados para la posteridad vestiditos de negro y yo preocupándome por el parecido entre ambos, incluso con la enorme diferencia de edades.
Pero luego de esa segunda reunión en su despacho me quedó claro que Javier del Río es un tipo sincero, sensible y firme en sus creencias, además de poseer un estupendo sentido del humor. Una persona con quien se puede conversar sin apasionamientos innecesarios e intolerancias retrógradas. Obviamente defiende a cabalidad los fundamentos de la Iglesia. Es lógico. Sería absurdo que busques simpatías para tu marcha pro aborto o tu iniciativa legislativa para el matrimonio gay en un servidor de la Iglesia católica. Pero Javier escucha, polemiza, argumenta. Y, curiosamente, no pontifica. Al menos no en una conversación.
Por eso, ante la renuncia de Benedicto XVI mi primera reacción fue comunicarme con él, para pedirle una nueva entrevista en el programa. Su email respondiendo no llegaba y volvieron mis dudas sobre si estaba enojado conmigo. Finalmente, en la playa, la alerta del celular me sorprendió. Del Río aceptaba y pedía fecha y hora. Reconozco que sentí algo de temor. En serio.
Algunos de mis amigos más queridos son furiosos ateos, agnósticos, herejes y demás. Hablan de religión como si fuese la gran tara de la humanidad y hasta se ponen intolerantes con sus argumentos. Pero respeto eso como también ellos se burlan (quiero creer que con cariño) de mis dudas sobre el tema. Y vaya si he tratado de encontrar respuestas en múltiples lugares. Allí están las bancas de varios cultos para dar fe que he querido escucharlos a todos.
Javier del Río llegó a la nueva cita, segunda en televisión abierta conmigo, con una puntualidad que deberían tener todos. Al entrar al set me miró como si fuésemos amigos desde hace mucho y que por cosas del trabajo no nos vemos. Creo que me quiso abrazar pero quedamos en el apretón de manos y la palmada en el hombro. La entrevista, por supuesto, giró en gran parte en torno a la salida de Benedicto XVI y los cuestionamientos a la Iglesia por las reiteradas acusaciones de pedofilia y ocultamiento de algunos de sus clérigos. “¿Usted ha tenido que lidiar con eso aquí en Arequipa?”, pregunté.
-          “Felizmente nunca”, dijo y volteó a mirarme. Había alivio en sus ojos. Le creí.
Por supuesto siempre habrá observaciones, cuestionamientos, maledicencias y más frente a la Iglesia y sus representantes. Acaba de proclamarse Francisco I y ya se destapa su relación con Videla, por ejemplo. En Arequipa no falta quien apunte el dedo hacia las propiedades que tienen los curas, sus sueldos, el concordato, en fin. Creo que es bueno que se haga, al final de cuentas nadie es impoluto.
Pero me alegra que haya gente como Del Río al frente de su rebaño. Aunque sea lapidado por la prensa por su cercanía con Cipriani y sus declaraciones a veces tan frontales, pienso que es bueno que él esté allí, defendiendo cosas en las que cree sin trastabillar.
Creo que estoy entrenado para dudar de todo, de todos, todo el tiempo. Felizmente hay gente que no. Él no duda. Y su fe me conmueve.

martes, 12 de marzo de 2013

Operativo Misti: el informe final


La Contraloría General de la República presentará este 20 de marzo el informe final de su rimbombante Operativo Misti, que se inició en octubre del año pasado luego de los actos de contrición y comunicados públicos por parte de Fuahd Khuori tras el destape del caso Helen Aizcorbe. Hasta marcha contra la corrupción hubo, con la esperanza que los corruptos, en sus casas, al ver a la gente desfilando dijeran “ah no, nunca más cometeré mis fechorías”.
Fueron 22 organismos entre municipios y demás los que estuvieron siendo revisados por un equipo de 80 auditores que, en teoría, deben haberse sumergido en las entrañas de la más catastrófica administración pública. Estaban, por ejemplo, el Gobierno Regional de Arequipa (que lleva 2 periodos con el mismo presidente), la Universidad Nacional de San Agustín (que tiene a un ex rector condenado por cohecho pasivo), la Municipalidad Provincial de Arequipa (¿hay que agregar algo?), Sedapar (sí, esa misma), la Municipalidad Distrital de Cerro Colorado (la del canon minero millonario), la Municipalidad de Uchumayo (con su alcalde electo vacado y con un pedido de la Fiscalía para meterlo preso por coimero) y otros 16 municipios. Algo debe brotar de ahí ¿no les parece?
Temo que no será así.
Y es que Contraloría, en su reacción ampulosa luego del escándalo de la extorsión de la abogada que tomó el nombre de su institución, debió haber salido a detectar y extirpar de inmediato todo aquello que merece, cuando menos, procesos administrativos, despidos y cárcel. Cosas que, ante la terrible contundencia del delito, serían ya públicas por el estrépito de su hallazgo.
Pero desde que empezó la faena nada se ha sabido y es poco probable que haya un anuncio bomba este 20 de marzo, cuando se presente el informe final, porque, vamos, ¿desde cuándo se pone fecha para evidenciar la podredumbre? Es como si el Contralor pusiera en alerta al corrupto, diciendo: “Miren señores, dentro de 11 días le contaremos al país todas las porquerías que hay en sus municipios. Que tengan un lindo fin de semana”.
No habrá nada de eso, me parece. Lo que seguramente sí habrá serán toneladas de “recomendaciones”, otro tanto de “observaciones”  y una pizca “hemos detectado irregularidades en la compra de esto y aquello”. Todos pondrán carita de circunstancia, recordarán la importancia de luchar contra la corrupción, una fotito del recuerdo y chau, a su oficina, a seguir trabajando por nuestra ciudad.
Solo habría 2 explicaciones para ello. La primera, que Arequipa se dobló con las autoridades que tiene, casi todas prueba viva de la eficacia y honradez. La segunda, que el exhaustivo equipo de contralores es más malo investigando que el inspector Gadget o el súper agente 86.
Y lo más grave será que los alcaldes y funcionarios, incompetentes y corruptos, saldrán fortalecidos, con el discursito de “a mí no me encontraron nada”. Y con eso harán campaña la próxima vez, para seguir trabajando por nuestra ciudad.

* Publicado en El Comercio - Arequipa, el 9 de marzo de 2013.