lunes, 17 de noviembre de 2008

Volver a creer

REM lo hizo todo bien. Logró que las más de 35 mil personas que allí estuvimos, nos llenásemos de la energía perdida viviendo durante años vidas normales. Michael Stipe nos demostró que todavía uno puede encontrarse con sus sueños. Con la verdadera vida.

Hay que recordar. Evocar con los ojos entreabiertos los momentos en que uno escuchó por primera vez “Everybody hurts”. Hay que trasladarse a los días en que escuchando “The One I Love”, uno pensaba “sería genial que un día vinieran”. Sería genial.
REM llegó un día jueves por la noche al Perú, exactamente a las 9 y 40 de la noche. Michael Stipe, Peter Buck y Mike Mills pisaron suelo nacional para ser llenados con elogios, gritos y regalos. El viernes siguiente, devolverían esos gestos con el mejor concierto que ha habido en el 2008.
Esa invención llamada Lima Hot Festival arrancó a las 6 y 20 de la noche, con la presentación de los Turbopótamos y luego de Cementerio Club. La gente llegaba por grupos y el Estadio Nacional se convertía en la cofradía de los recuerdos, en el ágora donde todos los presentes veríamos un sueño.
La banda Travis cumplió muy bien su cometido. Su frontman calentó la noche con una excelente performance, donde sus temas más sonados “Side”, “Sing” y “Why Does It Always Rain On Me?” pusieron el ambiente listo para la llegada de lo más esperado.
A las 10 de la noche, en una gigante pantalla de leds se podía leer “Buenas Noches”. Michael Stipe salió a cantar lo más reciente de REM, un par de temas de su disco Accelerate. Todos respondieron de la única forma en que se puede contestar a un dios terrenal. A gritos.
Sin anestesia, Stipe arrancaba con “What’s the frecuency, Kenneth” y seguía disparando su voz contra todos los presentes, que hacía rato ya se habían muerto, abrazados a los amigos, o solos con los brazos cruzados y la mirada perdida, o fumando en mancha sustancias de consecuencias festivas.
La extraordinaria “Imitation of life” se instaló en los oídos de todo el Nacional, iniciándose un pogo demencial que alcanzó su mayor apogeo cuando Stipe decidió que ya era hora de que todos gritásemos “FIRE!” en el coro de “The One I Love”.
Para quienes se reventaban la cabeza en los 90’s con “Losing my religion”, el momento de la canción fue tremendamente emotivo. Ya se podía confirmar lo que estaba ocurriendo delante de 35 mil pares de ojos.
Stipe quiso regalar algo extra al público peruano y cantó una versión bastante particular de “Let me in” (canción dedicada a Kurt Cobain, luego de su muerte). Luego “Electrolite” y el pedido de Michael de que todos encendiésemos los teléfonos celulares. Nos había despojado deliciosamente de toda voluntad propia.
Cuando ya se acercaba la medianoche, nos obligaron a despertar. REM dijo adiós tocando “Man on the Moon” mientras los demás sólo gritábamos If you believe they put a man on the moon...
Yo creí.

PD: Mi camarada Varguitas también estuvo allí. Su versión aquí.

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