miércoles, 22 de octubre de 2008

La feliz presencia del gris

La ausencia del color no es triste. En lo absoluto. Un universo en escala de grises posee la estampa de la luz en su forma más elegante. Fotografiar en blanco y negro permite devolver distinción al mundo que vemos todos los días con nuestros ojos multicolores

Siempre hemos sospechado que los perros ven en blanco y negro. Y en efecto son meras sospechas ya que no se sabe de algún can que haya revelado en lengua humana lo que sus ojos ven a la luz del día. Pero es muy posible. De allí esa cierta nobleza del animal al observar al amo, al que seguramente ve como una estampa majestuosa en gris, como una foto del pasado, cuando todos eran caballeros de frac y bombín.
Pero el mero hecho de estar en blanco y negro no necesariamente le da garbo a una foto. Al prescindir del color, los encuadres deben ser más poéticos, buscando la maravilla que se esconde en las posibilidades de la luz y la sombra, como en el principio de ese arte. La fotografía nació en blanco y negro.
Desde los primeros maestros del arte bícromo hasta quienes ahora, apoyados por la tecnología, buscan transformar todo en photoshop, siempre ha habido un común denominador y es imprimirle una carga romántica a la imagen, para que las evocaciones sean más melancólicas, como para hacernos creer que la foto no es de este tiempo, ni siquiera de este mundo.
Una realidad en ausencia de color se vuelve más compleja, ya que carece de los recursos facilistas que tiene el color, donde el cielo es azul, el campo verde y la felicidad polícroma. En el gris, hasta los paisajes tienen personalidad enmarañada. Y la gente, parece iluminada.
Y la atmósfera también entra en sospecha. En el mundo real, a los colores hasta se les ha asignado temperaturas, siendo cálida o fría una foto dependiendo de tono predominante. Allí están los filtros que ayudan a saturar de rojo, azul o verde, a pedido de quien maneja la cámara. Del lado de la ausencia, todo siempre será fúnebre y hasta macabro ante los ojos de un espectador poco avisado, pero no necesariamente es siniestro.
Paradójicamente, el color a veces parece privarnos de los sutiles matices de la vida, confundidos entre lo chirriante y fosforescente. Hay que ver más allá del color. Como los perros.

viernes, 17 de octubre de 2008

A solas con Guillén.

No, no es lo que piensan. El presidente regional de Arequipa nos dio una entrevista exclusiva para hablar de la salida de Leyton, su amistad con Yehude y sus fantasías ministeriales. Las cámaras y la edición son, para variar, de José Luis Sarcco.
Pd: Está en dos partes, no sean ociosos y esperen a que carguen.